Tuesday, June 17, 2014

Decálogo del ensayista investigador-literario, de Mario Morenza






1

No plagiarás. Puedes engañar todas las veces a la mitad de los lectores, o a todos los lectores la mitad de las veces. Nunca, a todos los lectores todas las veces.

 

2

Se claro, sencillo y profundo en tu prosa. Si esa vecina que se molesta por el volumen de la música cada vez que organizas fiestas es capaz de entender tus argumentos, significa que has llegado a dominar tu tema de investigación.

 

3

La investigación en la literatura se lleva en el corazón para desvelarte noches y noches por ella, no en los labios para presumir en Facebook de los congresos a los que has asistido como ponente o de los artículos que has publicado en revistas arbitradas, además de esas alucinantes asociaciones de literatura comparada.

 

4

Antes de elegir un objeto de estudio hazte la siguiente pregunta: ¿estaré dispuesto a pasar al menos seis meses en esta investigación, como bien lo dice Umberto Eco en ¿Cómo hacer una tesis? Si la respuesta es negativa, no lo hagas, simplemente olvídala y dedícate a otra cosa. Si es afirmativa, adelante, siéntate a tu mesa, enciende tu máquina, abre un nuevo documento Word y empieza a escribir así sean garabatos y frases inconexas. Si nada llega a tu mente, entretente con Buscaminas. A veces encontrar las palabras es como este videojueguito: hay unas que funcionan y otras dinamitan el texto.

 

5

El autor o los autores que has elegido estudiar son tus dioses. A ellos debes honor y reverencia. Tu tesis, por lo tanto, debe estar bien escrita, un error equivaldría a un sacrilegio, una referencia inexacta, a una variante del pecado.

 

6

Tener siempre presente las palabras del crítico y narrador venezolano Carlos Sandoval: “En literatura cualquier tema es susceptible de estudio”. Así que no temas a desarrollar ese objetivo que tienes en mente por muy volado que parezca.

 

7

No es una recomendación, es un deber irrevocable, pleno como la luna llena, que antes de emprender la escritura de una tesis realices la lectura de al menos el 98.5% de la obra del autor a estudiar, así solo analicemos una de sus obras.

 

8

Ten fe en tu labor de investigación literaria. Aunque a veces es saludable, como diría Augusto Monterroso, dudar en lo que crees y creer en lo que dudas. Toda investigación nace, de hecho, de una duda, de un vacío, de alguna oscuridad que nos perturba.

 

9

En tus manos no tienes la verdad, pero sí tienes la posibilidad de alcanzar una de las miles de verdades que pueden surgir de una investigación. Mi poca experiencia en los estudios literarios ha sido suficiente para saber que nadie en literatura es portador de la última palabra. Pocas o ninguna pudieran jactarse como lecturas definitivas. Las épocas y los hombres cambian sus ideas, rejuvenecen cada tanto tiempo su percepción del mundo, pues éste también es un ente inconstante. Siempre he tomado esta frase de un científico alemán como mi única verdad: “La única ley en el universo que no cambia es aquella que dice que todo cambia”.

 

10

Hay dos formas de aprender: con lo que te emociona o conmociona. Para enseñar son las mismas. Nuestro ensayo, nuestro trabajo de investigación, de alguna manera para transmitir lo que hemos descubierto, debe emocionar, conmover a sus lectores, seguramente futuros ensayistas si no es que ya lo son. Nuestro trabajo es de creación, hasta podemos decir que es poesía, una extraña poesía en prosa con citas APA. Pero acaso, ¿la poesía y la física no tienen un mismo objetivo general en común? Descubrir los misterios del universo.